Lanzado el 11 de noviembre de 2005, Those Once Loyal es el octavo y último álbum de estudio de Bolt Thrower, y representa un momento culminante en la carrera de la banda británica. Este álbum no solo marca el regreso del vocalista original Karl Willetts, sino que también es una despedida épica que encapsula todo lo que Bolt Thrower representa: una mezcla inigualable de brutalidad, melodía y un enfoque temático en la guerra y el conflicto.
Those Once Loyal es ampliamente considerado como uno de los mejores trabajos de Bolt Thrower y un punto culminante en la historia del death metal. En un género conocido por su agresividad y oscuridad, Bolt Thrower se distinguió por su enfoque lírico y temático en la guerra, no solo desde un punto de vista visceral, sino también con una profunda reflexión sobre el honor, el sacrificio y la historia. Este álbum no es la excepción y, de hecho, lleva estos temas a su máxima expresión.
El impacto de Those Once Loyal en la historia del metal es significativo. En un momento en que muchas bandas de death metal comenzaban a experimentar con nuevos sonidos y estilos, Bolt Thrower optó por permanecer fiel a sus raíces, entregando un álbum que es puro death metal, pero con una madurez y sofisticación en la composición y la ejecución que pocas bandas pueden igualar. Este álbum ha sido elogiado tanto por críticos como por fanáticos, y a menudo es citado como uno de los mejores álbumes de death metal de todos los tiempos.
La decisión de Bolt Thrower de no continuar después de Those Once Loyal también es notable. En lugar de diluir su legado con álbumes posteriores que podrían no haber alcanzado el mismo nivel, la banda optó por cerrar su carrera con un disco que encapsula todo lo que los hizo grandes, asegurando así que su legado permaneciera intacto.
La producción de Those Once Loyal fue una vez más manejada por la banda junto con Andy Faulkner, quien había trabajado con Bolt Thrower en varios álbumes anteriores. Grabado en los Sable Rose Studios, este álbum presenta una producción nítida y poderosa que permite que cada instrumento se destaque claramente, mientras mantiene la densidad y la intensidad que caracteriza al sonido de Bolt Thrower.
Una de las fortalezas de la producción es cómo se captura la brutalidad y la melodía en igual medida. Las guitarras de Barry Thomson y Gavin Ward son aplastantes, con riffs que son tan memorables como pesados. El bajo de Jo Bench sigue siendo una fuerza motriz en la mezcla, proporcionando un peso subyacente que ancla las canciones, mientras que la batería de Martin Kearns es implacable, con un sentido del ritmo que es tanto preciso como devastador.
