“Obscured by Clouds” de Pink Floyd: El puente hacia la grandeza sonora
En 1972, Pink Floyd lanzó Obscured by Clouds, otro álbum que sirvió como banda sonora para una película dirigida por Barbet Schroeder, La Vallée. Aunque no suele ser mencionado con la misma frecuencia que los icónicos The Dark Side of the Moon o Wish You Were Here, este álbum es crucial para entender la evolución creativa de la banda. Si bien no alcanza el nivel conceptual y sonoro de esos trabajos más conocidos, Obscured by Clouds es un disco fascinante que mezcla psicodelia, rock progresivo y experimentación, lo que muestra a Pink Floyd en un estado de transición clave.
Al igual que su anterior trabajo cinematográfico, More (1969), Obscured by Clouds fue creado rápidamente para complementar la película La Vallée, un drama sobre la búsqueda de la utopía en las remotas selvas de Nueva Guinea. En este sentido, el álbum refleja no solo las demandas de una producción cinematográfica, sino también la increíble destreza de la banda para improvisar y crear música atmosférica y evocadora bajo presión.
Sin embargo, lo que hace a Obscured by Clouds especialmente notable es que fue lanzado apenas meses antes de The Dark Side of the Moon, el álbum que cambiaría el curso de la historia del rock. Las similitudes entre ambos discos son sorprendentes: muchos de los temas, tanto líricos como sonoros, que Pink Floyd exploraría a mayor profundidad en The Dark Side of the Moon tienen su primera expresión en Obscured by Clouds. Esto convierte a este álbum en un eslabón perdido dentro de la carrera de la banda, uno que contiene elementos que luego cristalizarían en sus obras más aclamadas.
Obscured by Clouds es una mezcla de temas instrumentales y canciones con letra, en su mayoría cortas, que abarcan desde lo introspectivo hasta lo cósmico. A continuación, analizamos las canciones más destacadas del álbum.
- «Obscured by Clouds»
El álbum abre con esta pista instrumental, una introducción cargada de sintetizadores y percusiones que crea una atmósfera densa y misteriosa. La canción establece el tono cinematográfico de la obra, reflejando el paisaje emocional de la película. La influencia de los experimentos electrónicos de la banda se deja sentir desde el primer momento, y esta pista es un ejemplo del interés de Pink Floyd por crear paisajes sonoros que desafían las estructuras tradicionales del rock. - «When You’re In»
Es otro tema instrumental que sigue el ambiente creado por la primera pista, pero con una mayor presencia de guitarras y un ritmo más pesado. Aquí, la banda experimenta con texturas sonoras más densas, construyendo una pieza que, aunque repetitiva, transmite una sensación de intensidad y urgencia. - «Burning Bridges»
Con «Burning Bridges», el álbum se adentra en una atmósfera más melódica y accesible. La voz suave de David Gilmour, combinada con armonías vocales y una guitarra lánguida, crea un ambiente relajado y contemplativo. Las letras, escritas por Roger Waters, evocan una sensación de alejamiento y desconexión, un tema recurrente en la obra posterior de la banda. La calma de esta pista es una pausa bien recibida entre los momentos más densos del álbum. - «The Gold It’s in the…»
Esta es una de las canciones más rockeras del álbum. Con su ritmo energético y la guitarra distorsionada de Gilmour, «The Gold It’s in the…» es una rareza en la discografía de Pink Floyd, ya que tiene una estructura más convencional, similar al rock más duro de principios de los 70. La canción ofrece una descarga de energía en medio del disco, contrastando con las piezas más atmosféricas. - «Wot’s… Uh the Deal»
Este es uno de los momentos más sublimes del álbum. «Wot’s… Uh the Deal» es una balada acústica que destaca por su sencillez y su emotividad. Las letras de Waters tratan temas como la búsqueda de sentido y el paso del tiempo, exploraciones líricas que dominarían los futuros trabajos de la banda. La guitarra acústica y la voz de Gilmour son el centro de esta canción, que se siente íntima y reflexiva. Es una de las joyas ocultas del álbum y muestra la capacidad de la banda para crear melodías delicadas y conmovedoras. - «Mudmen»
En «Mudmen», la banda regresa a los temas instrumentales, pero esta vez con una estructura más definida y una melodía central que gira en torno a la guitarra de Gilmour. La canción tiene una calidad atmosférica, casi cinematográfica, y evoca una sensación de aislamiento. Es un preludio perfecto para el tipo de sonido expansivo que dominaría The Dark Side of the Moon. - «Childhood’s End»
Este es uno de los puntos culminantes del álbum. «Childhood’s End» es la única canción del disco escrita íntegramente por David Gilmour, y es quizás la más cercana al sonido característico de Pink Floyd. Las guitarras brillan, y las letras tocan temas profundos como la mortalidad y la pérdida de la inocencia, algo que Roger Waters desarrollaría con mayor intensidad en trabajos posteriores. Es una de las pistas más avanzadas del álbum y ofrece una visión del futuro de la banda. - «Free Four»
Con un ritmo alegre y letras irónicas, «Free Four» es una de las canciones más inusuales del álbum. A pesar de su sonido ligero y casi optimista, las letras de Waters abordan temas oscuros, como la muerte de su padre durante la Segunda Guerra Mundial. Esta yuxtaposición entre melodía y letra sería una técnica que Waters explotaría en sus composiciones futuras, especialmente en The Wall. - «Stay»
«Stay» es una balada suave y nostálgica cantada por Richard Wright, el tecladista de la banda. La canción tiene una calidad de ensueño, con la voz de Wright flotando sobre una instrumentalización suave y relajada. Las letras hablan de una conexión emocional efímera, un tema que encaja perfectamente con el tono meditativo del álbum. - «Absolutely Curtains»
El álbum cierra con esta pieza instrumental, que comienza con un sonido atmosférico y termina con cánticos de la tribu Mapuga de Nueva Guinea, un detalle que refuerza la conexión del álbum con la película La Vallée. La canción es una conclusión adecuada para un álbum que constantemente juega con las fronteras entre lo terrenal y lo etéreo, lo humano y lo desconocido.
Obscured by Clouds se sitúa en un punto crucial de su evolución musical. Si bien es más sencillo y menos ambicioso que los álbumes conceptuales que vendrían después, tiene momentos de belleza y profundidad que no deben pasarse por alto. La banda ya está mostrando señales del genio que desplegarían en The Dark Side of the Moon, pero aún están en un espacio donde la experimentación sigue siendo clave.
Este disco puede no tener la cohesión temática de sus obras más grandes, pero en su diversidad y espontaneidad, encontramos una banda que está a punto de alcanzar su máximo potencial. Obscured by Clouds funciona como un álbum de transición y como una exploración de paisajes sonoros que ayudarían a definir el sonido de Pink Floyd en la década de los 70.
Aunque a menudo eclipsado por los gigantes que lo rodean en la discografía de Pink Floyd, Obscured by Clouds es un álbum que merece una revaloración. Es un trabajo atmosférico, lleno de experimentación y momentos de introspección, que muestra a la banda en pleno crecimiento artístico. Además de servir como un preludio a la grandeza que estaba por venir, este álbum es una pieza clave para comprender el desarrollo del sonido y la visión de Pink Floyd.