Lanzado en 2015, Live at the Orpheum captura una de las primeras actuaciones de la reconfigurada formación de King Crimson en su regreso a los escenarios tras más de una década de inactividad en directo. Grabado en el histórico Orpheum Theatre de Los Ángeles en 2014, este álbum es un documento sonoro de la gira que marcó el renacimiento de la banda bajo la visión de Robert Fripp, con una alineación de siete músicos, incluyendo tres bateristas al frente del escenario.
Este período de King Crimson presentó un cambio significativo en la estructura de la banda. La alineación para esta gira estuvo conformada por:
• Robert Fripp (guitarra, teclados, Mellotron)
• Tony Levin (bajo, stick, coros)
• Jakko Jakszyk (guitarra, voz)
• Mel Collins (saxofón, flauta)
• Pat Mastelotto, Gavin Harrison y Bill Rieflin (batería y percusión)
Esta formación de siete músicos dio lugar a una sonoridad renovada, fusionando elementos de distintas eras de King Crimson con una interpretación más densa y rica en matices.
A diferencia de otros discos en vivo de la banda, Live at the Orpheum presenta un repertorio limitado a seis temas, abarcando principalmente el material de la era de los años 70 con una reinterpretación moderna. La producción es impecable, con un sonido cristalino que resalta la precisión instrumental y la complejidad rítmica de la banda.
El disco incluye piezas clásicas como One More Red Nightmare (originalmente de Red, 1974), que suena revitalizada con la presencia de Collins en los vientos, y The Letters, una interpretación conmovedora y dramática de un tema de Islands(1971), en la que Jakszyk aporta una voz que evoca la fragilidad de la versión original de Boz Burrell, pero con una intensidad más controlada.
La presencia de los tres bateristas es un elemento distintivo en la interpretación en vivo, creando una textura polirrítmica envolvente, particularmente notable en las secciones instrumentales. La inclusión del Mellotron y los arreglos de viento realzan la esencia de la era clásica de King Crimson, pero con una ejecución más refinada y contemporánea.
El disco fue recibido con opiniones mixtas. Por un lado, los seguidores celebraron la calidad de la grabación y la ejecución precisa de la banda, resaltando la riqueza de las reinterpretaciones. Sin embargo, algunos críticos y fans esperaban un repertorio más extenso y diverso, considerando que el álbum es un reflejo parcial de lo que King Crimson ofreció en la gira.
La producción estuvo a cargo de Fripp y Jakko Jakszyk, con un sonido limpio y bien equilibrado. La mezcla permite apreciar cada detalle, desde la calidez del saxofón de Collins hasta la profundidad de las percusiones tripartitas.
Live at the Orpheum es un testimonio de la capacidad de King Crimson para reinventarse y rendir homenaje a su legado sin perder su esencia exploratoria. Aunque su duración es breve en comparación con otros álbumes en vivo de la banda, sirve como una muestra del poder de esta encarnación de Crimson, con una interpretación sofisticada y un enfoque más estructurado en el directo. Para los coleccionistas y seguidores de la banda, es una pieza interesante que marca el inicio de una nueva era en la historia de King Crimson.
