En 2003, Opeth sorprendió al mundo del metal con Damnation, un álbum que, a diferencia de sus predecesores, se alejó por completo de la agresividad característica del death metal para adentrarse en un territorio melódico y melancólico. Este trabajo, conocido por su sutileza y belleza introspectiva, demostró la capacidad de la banda sueca para explorar nuevos horizontes sonoros sin perder su esencia.
Damnation es el séptimo álbum de estudio de Opeth y fue grabado junto a Deliverance, su contraparte más agresiva. Ambos álbumes fueron producidos por Steven Wilson de Porcupine Tree, quien ya había trabajado con la banda en Blackwater Park. La idea original era lanzar un álbum doble que combinara la brutalidad y la suavidad, pero finalmente se decidió separar los dos estilos en dos discos distintos. Mientras que Deliverance exploraba el lado más extremo de Opeth, Damnation se dedicó a crear una atmósfera más calmada y reflexiva.