«Journeyman» (1989) de Eric Clapton es uno de los álbumes más importantes y completos de su carrera, reflejando la madurez musical del guitarrista británico y su capacidad para fusionar una amplia gama de estilos. Este trabajo fue una reafirmación de su genio artístico después de una década difícil, en la que Clapton luchó contra las adicciones y los desafíos personales. A medida que los años 80 llegaban a su fin, Clapton encontró en «Journeyman» un vehículo perfecto para redefinir su sonido y volver a conectar con sus raíces de blues, mientras se adaptaba a las nuevas tendencias musicales de la época.
Eric Clapton, a menudo apodado «Slowhand», ya había dejado una huella indeleble en la historia del rock con su trabajo con The Yardbirds, Cream, Blind Faith, y como solista. Durante los años 80, aunque tuvo éxitos notables, su música había sido criticada por algunos por haberse vuelto más suave y comercial, alejándose del blues eléctrico crudo que lo había definido en sus inicios. Además, Clapton lidió con serios problemas de alcoholismo y otras adicciones, lo que afectó tanto su vida personal como profesional.