THRaKaTTaK es una obra singular en la discografía de King Crimson, un álbum que encapsula la naturaleza experimental y visceral de la banda durante su encarnación de los años 90. Este trabajo se centra exclusivamente en improvisaciones en vivo extraídas de los conciertos de la gira de THRAK (1995), y destaca la destreza del doble trío, una formación que incluye a Robert Fripp, Adrian Belew, Tony Levin, Trey Gunn, Bill Bruford y Pat Mastelotto.
King Crimson, en su formación de los 90, revivió su espíritu explorador al mezclar la energía del rock progresivo con elementos industriales, noise y jazz libre. THRaKaTTaK refleja esta amalgama al ofrecer una experiencia cruda y espontánea, construida a partir de los THRAKs, secciones improvisadas que surgían en directo durante la ejecución de “THRAK”, una de las piezas centrales del álbum de estudio homónimo.
Este álbum no es para el oyente casual. Está diseñado para quienes desean sumergirse en la vertiente más abstracta de King Crimson, en la que las melodías tradicionales y estructuras reconocibles son relegadas en favor de una narrativa sonora libre y frenética.
THRaKaTTaK es ruido organizado, un caos controlado en el que seis músicos dialogan y chocan simultáneamente. Los paisajes sonoros oscilan entre pasajes etéreos creados por los soundscapes de Fripp, explosiones rítmicas alimentadas por las percusiones de Bruford y Mastelotto, y líneas de bajo monstruosas proporcionadas por Levin y Gunn. La guitarra de Belew, siempre inquietante y excéntrica, contribuye con texturas que evocan animales salvajes y maquinaria desbocada.
El álbum prescinde de cualquier tipo de lirismo, centrándose exclusivamente en la interacción instrumental y en la tensión dramática que se genera entre los miembros del grupo. Los momentos de densidad sonora extrema se intercalan con silencios inquietantes, demostrando un manejo magistral del espacio y del tiempo.
En lugar de canciones convencionales, THRaKaTTaK se construye como una pieza continua dividida en secciones etiquetadas con títulos como “THRAKaTTaK Part I” o “Fearless and Highly THRaKked”. Cada una de estas secciones presenta una exploración distinta de texturas y dinámicas, pero todas comparten la misma raíz improvisacional.
El álbum captura la esencia de un King Crimson sin ataduras: experimental, intenso y dispuesto a desafiar las expectativas. Las transiciones entre caos y orden son abruptas y a menudo desconcertantes, pero también fascinantes, recordando a trabajos previos como Starless and Bible Black (1974) en cuanto a su espíritu de improvisación.
Cuando fue lanzado, THRaKaTTaK dividió a la crítica y al público. Algunos lo vieron como una prueba del genio innovador de la banda, mientras que otros lo encontraron excesivamente hermético y difícil de digerir. Sin embargo, su importancia radica en cómo captura un momento único en la historia de King Crimson, documentando su capacidad para reinventarse constantemente y abrazar el riesgo artístico.
THRaKaTTaK no es un álbum para quienes buscan estructuras familiares o melodías memorables. Es una pieza de arte que explora los límites del sonido y la improvisación colectiva. Representa a King Crimson en su forma más pura y desafiante, y aunque puede ser un viaje arduo, recompensa a los oyentes dispuestos a adentrarse en su caos cuidadosamente orquestado.
Es, en esencia, un testimonio del espíritu audaz e intransigente de una banda que nunca ha dejado de empujar los límites de lo posible en la música rock.
