“A Momentary Lapse of Reason” de Pink Floyd: El Renacer Después de la Tormenta
Cuando A Momentary Lapse of Reason fue lanzado en 1987, Pink Floyd se encontraba en un punto de inflexión. El álbum marcó un renacimiento para la banda, que había quedado fracturada tras la salida de Roger Waters, quien había sido durante años su principal fuerza creativa. Este trabajo, que muchos ven como una obra de David Gilmour más que del colectivo, representó un intento de mantener viva la esencia de Pink Floyd mientras navegaban por un terreno inexplorado. A pesar de las tensiones y las críticas iniciales, A Momentary Lapse of Reason se convirtió en un álbum crucial en la historia del grupo, ya que estableció que Pink Floyd podía existir sin Waters, aunque con un sonido y enfoque diferentes.
El contexto detrás de A Momentary Lapse of Reason es crucial para entender su esencia. Después de la intensa experiencia creativa y emocional de The Final Cut (1983), Roger Waters dejó la banda, convencido de que Pink Floyd no podría continuar sin él. David Gilmour, sin embargo, no compartía esa visión. Decidió tomar el control creativo y revivir a la banda con la ayuda del baterista Nick Mason. Esta fue la primera vez en la historia de Pink Floyd que Waters no participaba en un álbum del grupo, y su ausencia se sintió tanto en las letras como en el tono general de la obra.
El álbum fue una declaración: Pink Floyd no había terminado. Gilmour, quien ya había demostrado su habilidad para componer canciones emblemáticas como «Comfortably Numb» y «Wish You Were Here», asumió el papel de líder, aunque el proceso fue complicado. Fue apoyado por Mason y por el tecladista Richard Wright, aunque Wright aún no había sido oficialmente reincorporado a la banda y fue tratado como músico de sesión.
Si bien A Momentary Lapse of Reason lleva el nombre de Pink Floyd, muchos críticos y fanáticos lo ven como un álbum en solitario de Gilmour con la participación de Mason. Esto se debe a que Gilmour tomó las riendas en todos los aspectos del proceso creativo. Desde la composición hasta la producción, su influencia es omnipresente.
El álbum tiene un sonido mucho más pulido y comercial en comparación con los trabajos anteriores de Pink Floyd. Esto no fue una coincidencia: Gilmour quería atraer tanto a los fanáticos de siempre como a una nueva generación de oyentes. Los arreglos de sintetizadores y el uso de efectos electrónicos, que ya habían sido explorados en álbumes como The Dark Side of the Moon, se volvieron más prominentes aquí, dándole al álbum una sensación más moderna y accesible para los estándares de los años 80. Al mismo tiempo, la guitarra inconfundible de Gilmour sigue siendo el núcleo emocional del álbum, con sus característicos solos melódicos y atmosféricos que evocan tanto introspección como grandiosidad.
El álbum contiene varias canciones que destacan por su temática y estilo, representando tanto un homenaje a la era clásica de Pink Floyd como un intento de avanzar hacia un nuevo sonido.
- «Signs of Life»
El álbum abre con esta pieza instrumental etérea y misteriosa, que recuerda a la introducción de Wish You Were Here. Es un viaje atmosférico que nos sumerge lentamente en el mundo sonoro que Gilmour ha creado para este nuevo capítulo de Pink Floyd. Los sintetizadores y las cuerdas crean una sensación de espacio y tiempo, preparando el terreno para el resto del álbum. - «Learning to Fly»
Uno de los sencillos más exitosos del álbum, «Learning to Fly» es una canción emblemática de la nueva etapa de Pink Floyd. La letra, que trata sobre el deseo de libertad y el miedo al cambio, refleja tanto la situación personal de Gilmour como el estado de la banda. La producción pulida y el estribillo pegajoso ayudaron a que la canción fuera un éxito en la radio, presentando a la nueva generación de oyentes el sonido renovado de la banda. - «The Dogs of War»
Esta pista tiene un tono más oscuro y sombrío, con un ritmo lento y amenazante. La canción aborda la política y la guerra, temas que habían sido recurrentes en las composiciones de Waters, pero Gilmour los trata de manera menos personal y más abstracta. La voz grave y la instrumentación intensa crean una sensación de tensión que culmina en un solo de guitarra explosivo. - «One Slip»
Con un ritmo más rápido y una vibra optimista, «One Slip» es una de las canciones más comerciales del álbum. El tema de la canción, la fragilidad de la vida y cómo una sola decisión puede cambiar el curso de todo, conecta con el concepto general de pérdida de control, pero su producción brillante y accesible lo hace destacar. Se siente de forma muy prominente el bajo (o chapman stick) de Tony Levin (King Crimson) - «On the Turning Away»
Una de las canciones más destacadas del álbum, «On the Turning Away» es una balada poderosa que trata sobre la indiferencia humana hacia el sufrimiento. La letra poética y la interpretación vocal sincera de Gilmour la convierten en una de las canciones más emotivas del álbum. El solo de guitarra final es un clásico en el estilo de Gilmour, lleno de emoción y maestría técnica. - «Sorrow»
Cerrando el álbum, «Sorrow» es una de las piezas más ambiciosas de A Momentary Lapse of Reason. La introducción con la guitarra de Gilmour es uno de los momentos más icónicos del álbum, con un tono oscuro y envolvente. La letra refleja la sensación de desesperanza y angustia, temas que Pink Floyd había explorado anteriormente, pero aquí se presentan con un enfoque más personal e introspectivo.
A Momentary Lapse of Reason fue recibido con opiniones divididas en su lanzamiento. Por un lado, muchos fanáticos y críticos elogiaron el álbum por demostrar que Pink Floyd aún podía producir música de alta calidad, incluso sin Waters. Las canciones como «Learning to Fly» y «On the Turning Away» se convirtieron en clásicos instantáneos, y el álbum fue un éxito comercial, alcanzando altas posiciones en las listas de éxitos de todo el mundo.
Sin embargo, también hubo críticas que señalaron que el álbum carecía de la profundidad conceptual que había caracterizado a los trabajos más aclamados de la banda. Para algunos, A Momentary Lapse of Reason parecía más un álbum de rock de los 80 que un verdadero álbum de Pink Floyd, debido a su producción más comercial y su enfoque en los éxitos de radio. La falta de una narrativa cohesiva o de una temática dominante, como en The Wall o The Dark Side of the Moon, fue vista como una debilidad por algunos críticos.
Con el paso del tiempo, A Momentary Lapse of Reason ha ganado un mayor reconocimiento como un álbum crucial en la discografía de Pink Floyd. Si bien es cierto que no tiene la carga emocional o conceptual de los álbumes clásicos, representa un momento clave en la evolución de la banda. Fue el primer paso hacia la nueva etapa de Pink Floyd, una que se enfocaba más en la destreza musical de Gilmour que en los relatos personales de Waters. También sentó las bases para el siguiente álbum de la banda, The Division Bell (1994), que exploraría temas más profundos y sería más colaborativo.
En 2019, se lanzó una nueva mezcla del álbum como parte de la caja The Later Years, en la que se restauró la participación de Nick Mason y Richard Wright, acercando el sonido del álbum más a la esencia de Pink Floyd y dándole una cohesión mayor que en su versión original.
A Momentary Lapse of Reason es un álbum de renacimiento, tanto para Pink Floyd como para David Gilmour. Si bien su producción y estilo reflejan los tiempos en los que fue lanzado, su esencia sigue siendo inconfundiblemente Floydiana. Con sus paisajes sonoros envolventes, solos de guitarra memorables y temas que oscilan entre lo personal y lo universal, el álbum no solo revitalizó la carrera de Pink Floyd, sino que también mostró que, a pesar de los cambios, la banda aún tenía mucho que decir.