A Moon Shaped Pool, el noveno álbum de estudio de Radiohead, lanzado el 8 de mayo de 2016, representa uno de los trabajos más introspectivos, emocionalmente crudos y refinados de la banda. Este álbum no solo consolida su capacidad para reinventarse, sino que también resalta una evolución hacia lo íntimo y lo vulnerable. Es un álbum que se siente profundamente personal, marcado por el dolor, la melancolía y una sensación de belleza sombría. Con la producción de su colaborador de siempre, Nigel Godrich, A Moon Shaped Pool combina elementos de rock, música electrónica y orquestal, con una precisión que sólo puede nacer de una carrera musical madura y plenamente consciente.
Para entender A Moon Shaped Pool en su totalidad, es importante tener en cuenta el contexto personal y profesional que rodeaba a la banda, y en particular a su líder Thom Yorke, en el momento de su creación. Yorke atravesaba una separación con su pareja de muchos años, Rachel Owen, quien falleció poco después del lanzamiento del álbum debido a un cáncer. Esta pérdida y la fragilidad emocional que conlleva parecen impregnar el álbum, dándole una carga emocional evidente.
A nivel sonoro, Radiohead ya había explorado múltiples territorios a lo largo de su carrera, desde el rock alternativo con The Bends (1995), hasta la electrónica experimental en Kid A (2000) y los paisajes sonoros más etéreos en In Rainbows (2007). A Moon Shaped Pool se sitúa en un espacio donde convergen todas estas influencias, pero con un enfoque más contenido y orquestal. Este álbum está lleno de cuerdas, coros y una producción atmosférica que evoca tanto la fragilidad humana como la vastedad de la naturaleza.
A Moon Shaped Pool es un álbum que se despliega como una espiral descendente hacia lo más profundo de la psique emocional. La disposición de las canciones no es casual; sigue una narrativa emocional que va desde lo incierto hasta lo desolador, antes de encontrar un cierre que, aunque no es esperanzador, sugiere una aceptación estoica.
El álbum comienza con «Burn the Witch», una canción que ya había sido anticipada por la banda en varios formatos, pero que aquí encuentra su forma definitiva. La canción está impulsada por una sección de cuerdas tensas y staccato, que crean una sensación de inquietud y paranoia. Las letras, que parecen aludir a la caza de brujas o a la persecución social, evocan un ambiente de represión y miedo, tanto en términos personales como políticos. Musicalmente, esta pista marca un comienzo cargado de energía, pero con una tensión subyacente que se desarrolla a lo largo del álbum.
«Daydreaming» es el segundo tema, y de inmediato el álbum cambia de tono. Aquí nos encontramos con una pieza lenta, envuelta en una atmósfera de ensueño y nostalgia. La canción, acompañada de un videoclip dirigido por Paul Thomas Anderson, es una meditación sobre el paso del tiempo y la búsqueda de algo que siempre parece fuera de alcance. La producción es minimalista pero profunda: piano, cuerdas y efectos ambientales que crean una sensación de melancolía y desconexión. Las líneas vocales de Thom Yorke son suaves y casi susurradas, transmitiendo una vulnerabilidad que resuena con la naturaleza introspectiva del álbum.
El final de la canción, con su reverso de voces, tiene un eco de despedida, como si Yorke estuviera dejando atrás algo (o alguien) para siempre. Esta sensación de pérdida y de cambio es uno de los temas recurrentes en A Moon Shaped Pool.
En el centro del álbum, canciones como «Decks Dark», «Desert Island Disk» y «Ful Stop» exploran una mezcla de emociones. «Decks Dark» tiene una sensación ominosa, con su coro fantasmagórico y su letra que describe una oscuridad inminente. «Desert Island Disk», por otro lado, es más introspectiva y acústica, como si Yorke estuviera buscando refugio en la naturaleza y en la soledad. La letra sugiere una aceptación de lo inevitable, con una paz que surge de estar en armonía con el mundo exterior, pero con una tristeza implícita.
«Ful Stop» es uno de los puntos culminantes del álbum en términos de intensidad. Comienza con un pulso electrónico repetitivo, que evoca las raíces más experimentales de Radiohead. A medida que la canción avanza, se va construyendo en capas de guitarras y percusiones, creando una sensación de inminente colapso. Es quizás la canción más visceral del álbum, donde la ansiedad y la desesperación parecen salir a la superficie.
Hacia el final del álbum, canciones como «Glass Eyes» y «Present Tense» ofrecen una perspectiva más resignada. «Glass Eyes» es una pieza corta y hermosa, con un arreglo de cuerdas que evoca tanto la belleza como el aislamiento. La letra describe una experiencia de alienación y desconexión, mientras Yorke canta sobre sentirse fuera de lugar en el mundo moderno. Es una de las canciones más frágiles y emocionalmente honestas del álbum.
«Present Tense» introduce un ritmo bossa nova que contrasta con las letras introspectivas, donde Yorke canta sobre el miedo y la incertidumbre en el presente. La canción trata sobre el deseo de vivir el momento, pero con la conciencia de que la ansiedad y el dolor siempre están presentes, acechando en el fondo.
El álbum cierra con «True Love Waits», una canción que los fans habían esperado durante casi dos décadas para escuchar en una grabación oficial de estudio. Esta versión es más melancólica y minimalista que sus predecesoras en vivo, con un piano tenue que acompaña la voz de Yorke. La letra, que trata sobre la persistencia del amor frente a la adversidad, adquiere un nuevo significado en el contexto de la vida personal de Yorke en el momento. Es un final devastador y hermoso a la vez, que encapsula el tema central del álbum: la fragilidad del ser humano y su lucha por encontrar esperanza en medio del caos emocional.
Nigel Godrich, productor de largo tiempo de Radiohead, juega un papel crucial en A Moon Shaped Pool. La producción aquí es más contenida y precisa que en álbumes anteriores, con un enfoque claro en la creación de atmósferas y texturas. Los arreglos orquestales, creados por el guitarrista Jonny Greenwood, son una pieza fundamental del álbum. Greenwood, quien ha trabajado en varias bandas sonoras de películas, trae esa sensibilidad cinematográfica a este álbum. Las cuerdas no son solo adornos, sino elementos que añaden profundidad emocional y narrativa a las canciones.
Desde los arreglos tensos de «Burn the Witch» hasta las cuerdas delicadas en «Glass Eyes», cada nota parece cuidadosamente colocada para provocar una respuesta emocional. El uso del espacio y el silencio es tan importante como las notas mismas, lo que refuerza la sensación de aislamiento y contemplación que impregna el álbum.
Las letras de A Moon Shaped Pool están llenas de simbolismo sobre la naturaleza, el amor y la pérdida. A menudo, Yorke usa imágenes de paisajes y elementos naturales para describir estados emocionales. La idea de la naturaleza como refugio y también como un reflejo de la fragilidad humana aparece repetidamente, con referencias a islas desiertas, montañas, océanos y ríos.
El amor y la pérdida, sin duda, son los temas más centrales del álbum. Desde la fragilidad del amor en «True Love Waits» hasta la sensación de desconexión en «Daydreaming», las letras de Yorke parecen hablar de una relación que se está desmoronando, pero también de la búsqueda constante de sentido y consuelo.
A Moon Shaped Pool es un álbum que requiere atención, paciencia y una disposición emocional para adentrarse en su atmósfera melancólica. Es un trabajo profundamente personal y, al mismo tiempo, universal en su exploración de la pérdida, el amor y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más desconectado. Radiohead, una vez más, demuestra su capacidad para innovar y para tocar temas emocionales complejos con una elegancia sutil y una profundidad conmovedora. Este es un álbum que no solo muestra a una banda en el pico de su madurez artística, sino que también ofrece una experiencia emocional rica para cualquiera que esté dispuesto a sumergirse en sus aguas inquietas.
