Amnesiac, lanzado en junio de 2001, es el quinto álbum de estudio de Radiohead y sigue a su predecesor inmediato, Kid A (2000). Ambos trabajos fueron grabados durante las mismas sesiones, lo que lleva a la idea de que Amnesiac es el «hermano» de Kid A, aunque sus texturas y conceptos se despliegan de una manera diferente. Mientras Kid A fue aclamado por su audaz experimentación y sus paisajes sonoros electrónicos, Amnesiac ofrece una experiencia más sombría y visceral, explorando temáticas de pérdida, memoria y alienación. Es un álbum complejo que no busca el fácil acceso, sino que se mueve en terrenos oscuros y, a veces, inquietantes, lo que lo convierte en un reflejo aún más profundo de las ansiedades del siglo XXI.
Durante la creación de Kid A y Amnesiac, Radiohead estaba en un momento crucial de su carrera. Tras el éxito de OK Computer en 1997, la banda decidió evitar deliberadamente repetir su fórmula ganadora. Thom Yorke y compañía se alejaron de las estructuras convencionales del rock y abrazaron una estética que combinaba elementos electrónicos, ambient y avant-garde. Esta ruptura con su pasado no fue fácil, pero dio lugar a dos álbumes que, aunque grabados simultáneamente, presentan matices distintos en su ejecución.
A diferencia de Kid A, que se siente etéreo y frío en muchos aspectos, Amnesiac trae a la superficie emociones más crudas. Hay una sensación de desgaste, de exploración de la memoria y el olvido, lo que se refleja tanto en el sonido como en las letras. El título mismo, Amnesiac, sugiere una lucha con la identidad, una lucha por recordar y comprender en medio de la confusión y la desorientación. Yorke ha mencionado en entrevistas que este álbum es más emocionalmente accesible que Kid A, y esa accesibilidad emocional se siente en las profundidades oscuras que explora.
Amnesiac abre con «Packt Like Sardines in a Crushd Tin Box», un tema que utiliza un ritmo minimalista y pulsante, con la voz de Yorke procesada y distorsionada, lo que crea un ambiente claustrofóbico y mecanizado. El sentimiento de alienación se hace evidente desde el inicio, y marca el tono para el resto del álbum. La canción, con su línea recurrente de «I’m a reasonable man, get off my case», encapsula un deseo de liberarse de las expectativas y presiones sociales.
Uno de los momentos más destacados del álbum es «Pyramid Song», una balada melancólica construida sobre un compás irregular que parece flotar fuera del tiempo. Inspirada por el jazz y la música clásica contemporánea, la canción es una meditación sobre la muerte, el más allá y el ciclo interminable de la vida. El uso del piano, junto con la orquestación a cargo de Jonny Greenwood, crea un paisaje sonoro que es a la vez etéreo y trágico. Yorke describe imágenes de un viaje a través del río Estigia, una referencia a la mitología griega, lo que añade una capa de trascendencia a la experiencia auditiva.
«Knives Out» es otro de los temas más accesibles en cuanto a su estructura, recordando de manera sutil las raíces más rockeras de la banda. Sin embargo, su contenido lírico es oscuro, hablando de traición y desesperanza. La guitarra aquí tiene un protagonismo mayor, en contraste con el minimalismo electrónico de otras pistas, lo que aporta una variación en la atmósfera del álbum.
Una de las canciones más inquietantes es «You and Whose Army?», que comienza de manera suave y casi burlona, con la voz de Yorke sonando como un susurro distante. A medida que la canción progresa, la instrumentación se vuelve más densa y majestuosa, hasta alcanzar un clímax emocional. La canción puede interpretarse como un desafío a las estructuras de poder, tanto personales como políticas, con un aire de rebelión soterrada.
«I Might Be Wrong» es una de las piezas más rítmicamente impulsadas del álbum, con una línea de bajo repetitiva y guitarras que crean una sensación de paranoia. La canción refleja las dudas existenciales y la lucha interna que atraviesa Yorke a lo largo del álbum. «Dollars and Cents», por otro lado, es una crítica a la avaricia y el capitalismo, con una instrumentación que mezcla el krautrock con el jazz experimental, creando un efecto hipnótico y desconcertante.
El cierre del álbum, «Life in a Glasshouse», es quizás la canción más inusual de Amnesiac, con su orquestación jazzística y su colaboración con la Humphrey Lyttelton Band. La canción evoca la tristeza de vivir bajo el escrutinio constante, una crítica a la fama y la invasión de la privacidad, temas con los que Yorke y la banda estaban lidiando tras el éxito de OK Computer. La tristeza y la resignación se sienten profundamente en esta pieza, que cierra el álbum con una nota de vulnerabilidad.
Si bien Amnesiac comparte muchos elementos con Kid A, la producción y el enfoque técnico de este álbum son únicos. Radiohead emplea técnicas de grabación vanguardistas, fusionando lo digital y lo analógico de manera fluida. Los sintetizadores modulares, el sampling y la manipulación vocal juegan un papel crucial en la creación de los paisajes sonoros del álbum. A su vez, la banda también se apoya en instrumentos más tradicionales, como el piano y la guitarra, pero los utiliza de maneras inesperadas y poco convencionales.
Un aspecto crucial en la innovación de Amnesiac es la capacidad de Radiohead para integrar influencias tan diversas como el jazz, la música electrónica, el krautrock y la música contemporánea, y hacerlas funcionar en un contexto que sigue siendo, en esencia, rock alternativo. La capacidad de la banda para cruzar géneros y crear algo verdaderamente nuevo es lo que ha llevado a Amnesiac a ser visto como una obra de arte experimental que continúa desafiando las expectativas.
Amnesiac fue recibido inicialmente con cierta controversia. Muchos lo compararon directamente con Kid A, y algunos críticos y fanáticos no pudieron evitar verlo como una «colección de lados B» de su predecesor. Sin embargo, con el tiempo, Amnesiac ha sido reivindicado como una obra en sí misma, con una identidad y un propósito claros.
El álbum es un testamento de la capacidad de Radiohead para reinventarse y desafiar las convenciones, rechazando la fácil clasificación y abriendo nuevos caminos musicales. En lugar de buscar el éxito comercial inmediato, la banda se mantuvo fiel a su visión artística, lo que les permitió seguir siendo relevantes e influyentes en las décadas posteriores. Amnesiac sigue siendo un álbum clave en la carrera de Radiohead, representando no solo una continuación de sus exploraciones sonoras, sino también una declaración de principios en cuanto a la libertad creativa.
Amnesiac es un álbum que invita a una escucha profunda y repetida. A primera vista, puede parecer oscuro, complejo y, a veces, impenetrable, pero con cada nueva escucha, revela capas de emoción y significado que lo hacen una obra rica y gratificante. Su exploración de la memoria, la identidad y la alienación resuena en un mundo que se siente cada vez más desconectado y fragmentado, lo que lo convierte en un álbum tanto de su tiempo como atemporal. Radiohead, con Amnesiac, demostró una vez más que son una de las bandas más audaces e innovadoras de su generación.