El Último Aliento de la Era Ozzy en Black Sabbath
«Never Say Die!» es un álbum que, a menudo, se ve como una despedida turbulenta pero icónica de la primera era de Black Sabbath, liderada por el inimitable Ozzy Osbourne. Lanzado en 1978, este disco marcó el final de una era para la banda británica que había definido gran parte del heavy metal en la década anterior. Aunque el álbum recibió críticas mixtas en su momento, con el tiempo ha ganado un lugar especial dentro de los fanáticos de Sabbath por su variado material y su audacia para desafiar las expectativas.
Desde el primer momento, el título del álbum, «Never Say Die!», parece encapsular el espíritu de una banda que, a pesar de las luchas internas y el desgaste personal, se negó a rendirse sin antes dejar su marca. La canción homónima, que abre el disco, es un himno optimista y enérgico que contrasta con el sonido oscuro y pesado típico de Sabbath. Con su ritmo rápido y una melodía casi alegre, esta pista demostró que la banda aún tenía la capacidad de sorprender a su audiencia.
El álbum también destaca por su experimentación. Canciones como «Johnny Blade» y «Air Dance» incorporan elementos de jazz y progresivo, mostrando la disposición de la banda para explorar nuevos territorios sonoros. «Air Dance» en particular, con su piano y arreglos sofisticados, es una pieza que muchos consideran un ejemplo de la capacidad de Sabbath para fusionar lo pesado con lo melódico, creando algo verdaderamente único.
Sin embargo, «Never Say Die!» no está exento de momentos que reflejan las tensiones dentro de la banda. La producción es a veces inconsistente, y algunas canciones, como «Swinging the Chain», tienen un aire de desesperación que es palpable. Esto es comprensible si se considera que, durante la grabación, Ozzy dejó temporalmente la banda, solo para regresar poco antes de la finalización del álbum. Las dinámicas dentro de la banda estaban claramente cambiando, y este disco es, en muchos sentidos, un reflejo de esa agitación.
A pesar de sus altibajos, «Never Say Die!» es un testimonio del legado de Black Sabbath. Es un álbum que cierra un capítulo crucial en la historia del heavy metal, no con una nota de desesperación, sino con una declaración de resistencia. Aunque las críticas iniciales fueron duras, el tiempo ha sido más amable con este trabajo, reconociendo su valor en la evolución de la banda y su impacto en el género.
Hoy en día, «Never Say Die!» es visto no solo como el último álbum de Black Sabbath con Ozzy en los años 70, sino como una pieza esencial en la discografía de la banda, que captura un momento de transición y refleja el espíritu indomable que los hizo leyendas. Es un recordatorio de que, en el mundo de la música, a veces los finales son solo el comienzo de algo nuevo.