Lanzado en 2005, Ghost Reveries es uno de los álbumes más ambiciosos y refinados de Opeth. Representa la cúspide de su fusión entre death metal, progresivo y elementos melódicos, marcando un punto de inflexión en su evolución musical. Es el primer disco de la banda con la participación del tecladista Per Wiberg como miembro oficial, lo que permite una mayor riqueza en las texturas sonoras.
Con una producción impecable y una estructura que oscila entre la brutalidad y la melancolía, Ghost Reveries es un trabajo conceptual que explora temas de oscuridad, culpa, ocultismo y pérdida.
Musicalmente, el álbum es una obra maestra de contrastes. Hay momentos de agresividad extrema con riffs demoledores, voces guturales y estructuras complejas, pero también pasajes melódicos de una belleza inquietante. La incorporación de teclados no solo amplía la paleta sonora, sino que añade una profundidad cinematográfica con influencias del rock progresivo de los 70.
