El álbum Laberinto de Miguel Bosé, lanzado en 1995, es una obra que consolidó la evolución artística del cantante español, fusionando pop, rock y elementos electrónicos con una producción sofisticada. Este disco destacó por su sonido vanguardista y una instrumentación que se alejaba de sus trabajos más comerciales anteriores.
Laberinto es una producción compleja en la que Bosé explora líricas más introspectivas y maduras. A nivel sonoro, el álbum combina sintetizadores, guitarras eléctricas y una base rítmica potente, lo que le otorga un aire moderno y elegante. Temas como “La autorradio canta”, “Este mundo va” y “Nunca sabré” reflejan un compromiso social y una visión crítica del mundo, mientras que canciones como “Azul de Louie” (dedicada a su madre, Lucía Bosé), muestran su faceta más emocional.
El álbum también contó con la colaboración de músicos y productores de renombre como Ross Cullum y Sandy McLelland, con quienes produjo su anterior y exitoso trabajo «Bajo el Signo de Caín«.
Una de las ediciones más codiciadas de Laberinto fue la edición limitada que incluía tres temas inéditos. Estas canciones adicionales ofrecían un complemento a la visión artística del álbum. Estos temas son: Este Mundo Va, Amor Entero y Nunca Sabré.
Este lanzamiento fue clave en la carrera de Miguel Bosé, consolidándolo como un artista con una propuesta innovadora y comprometida, manteniendo su capacidad de reinventarse sin perder su esencia.